Cada uno de
nosotros tiene distintas razones o motivaciones a la hora de aprender una
lengua extranjera, he hecho este punto ha sido uno de los primeros que me he
planteado y que he tenido la oportunidad de debator y por tanto de reflexionar
con una de las compañeras del curso ya que este aspecto de finalidad, nunca lo
había tenido en cuenta pero está claro que aunque el puro placer o la pasión
por los idiomas sea el combustible que enciende la llama todo estará orientado
a un objetivo concreto o específico como puede ser mejorar tu capacidad en el
trabajo ya que a causa de la globalización hay cada vez más información que
manejar en inglés por ejemplo, para poder viajar ya sea por placer o por
motivos de trabajo y no sentor ninguna carencia, para poder acceder a la
literatura en otros idiomas… En definitiva la necesidad de aprender otras
lenguas distintas a la tuya es siempre para poder usarla y realizar acciones en
esa lengua tanto de forma individual como desde el punto de vista de agentes
sociales ya que somos miembros de la sociedad.
Por tanto la
competencia en una lengua o ser competente en un determinado idioma no es
solamente, que por otro lado ya es mucho, tener los conocimientos teóricos o la
base académica necesaria sobre esa lengua sino de llegar a ser capaces a hacer
acciones de todo índole en esa lengua, llegar a desenvolverte en cualquier tipo
de acción sin demasiada dificultad ya sea llamando a un restaurante para
encargar la comida, reservando unas vacaciones, escribir una carta para
solicitar un puesto de trabajo…es decir, las acciones que suponen las
actividades comunicativas de la vida diaria en las que ponemos en
funcionamiento la expresión, comprensión, interacción o mediación.
Aquí se
vuelve a poner de manifiesto el enfoque que defiende el MCER orientado a la acción
en el que la lengua no se concibe simplemente como un instrumento de
comunicación que lo es sin ningún tipo de duda sino que vas más allá y se le
otorga el carácter de instrumento de socialización porque el uso que cualquiera
de nosotros hacemos de la lengua no puede separarse del contexto específico en
el que se desarrolla, siendo este concepto de ‘contexto’ una de las categorías
que el MCER utiliza para concretar la habilidad del alumno a la hora de
utilizar una lengua.
En este
sentido es verdad que quizá las personas que queremos dedicarnos a la enseñanza
del español como lengua extranjera pero que todavía no disponemos de una
formación amplia o específica y sobre todo carecemos de horas de docencia,
damos excesiva importancia a la hora de pensar que si conociésemos o si el
potencial alumnado conociese la base lingüística del idioma en ejercicio en
cuestión, es cuando realmente podría decirse que tiene la capacidad de hablar
esa lengua. Pero a lo largo de este segundo módulo se nos ha hecho reflexionar
sobre este aspecto y vemos que se aleja bastante de la realidad. Relacionado
con este tema, recuerdo una anécdota que nos contó una profesora de inglés no
hace mucho tiempo; ella es de origen francés pero lleva muchísimo años (prácticamente
toda la vida) viviendo en España y trabajando como profesora de inglés, el
manejo que tenía de esos dos idiomas era si no total, muy excelente pero aquí
en el punto en el que entraría en juego aspectos como el contexto. Un día en
clase tenía un grupo muy heterogéneo en el que el nivel de inglés era muy
dispar entre ellos por lo que a la hora de mandar trabajo para casa se adecuaba
un poco a un nivel que pudiese seguir todo el mundo con cierta comodidad. A un
cierto punto uno de los alumnos que tenía un nivel quizá un poco más avanzado
le dijo que esos ejercicios tal vez no presentaban mucha complejidad y eran
conceptos que ya habían trabajado en clase a lo que esta profesora respondió: ‘Bueno,
seguid con esto en casa que terminemos de reforzar estar conocimientos que suficiente
desgracia tienen vuestros compañeros que van un poco más atrasados, así es que
vamos a intentar ponernos todos al mismo nivel’. La indignación de esos
compañeros menos adelantados fue total e incluso llegaron a ir a la dirección
del centro para quejarse de que la profesora los había llamado ‘desgraciados’.
Y nada más lejos de la realidad, lo que esta profesora intentó decir es que
encima de que había alumnos que ‘por desgracia’ contaban con un nivel un poco
mejor, el grupo en general tenía que ser solidario en frenar un poco hasta que
entre todos se llegase a un punto en común y poder seguir trabajando al mismo
ritmo.
Tamara, esta tarea refleja una buena comprensión del enfoque que subyace al MCER. Enhorabuena.
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