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domingo, 19 de mayo de 2013

LA ‘COMPETENCIA’ EN EL APRENDIZAJE



Cada uno de nosotros tiene distintas razones o motivaciones a la hora de aprender una lengua extranjera, he hecho este punto ha sido uno de los primeros que me he planteado y que he tenido la oportunidad de debator y por tanto de reflexionar con una de las compañeras del curso ya que este aspecto de finalidad, nunca lo había tenido en cuenta pero está claro que aunque el puro placer o la pasión por los idiomas sea el combustible que enciende la llama todo estará orientado a un objetivo concreto o específico como puede ser mejorar tu capacidad en el trabajo ya que a causa de la globalización hay cada vez más información que manejar en inglés por ejemplo, para poder viajar ya sea por placer o por motivos de trabajo y no sentor ninguna carencia, para poder acceder a la literatura en otros idiomas… En definitiva la necesidad de aprender otras lenguas distintas a la tuya es siempre para poder usarla y realizar acciones en esa lengua tanto de forma individual como desde el punto de vista de agentes sociales ya que somos miembros de la sociedad.

Por tanto la competencia en una lengua o ser competente en un determinado idioma no es solamente, que por otro lado ya es mucho, tener los conocimientos teóricos o la base académica necesaria sobre esa lengua sino de llegar a ser capaces a hacer acciones de todo índole en esa lengua, llegar a desenvolverte en cualquier tipo de acción sin demasiada dificultad ya sea llamando a un restaurante para encargar la comida, reservando unas vacaciones, escribir una carta para solicitar un puesto de trabajo…es decir, las acciones que suponen las actividades comunicativas de la vida diaria en las que ponemos en funcionamiento la expresión, comprensión, interacción o mediación.

Aquí se vuelve a poner de manifiesto el enfoque que defiende el MCER orientado a la acción en el que la lengua no se concibe simplemente como un instrumento de comunicación que lo es sin ningún tipo de duda sino que vas más allá y se le otorga el carácter de instrumento de socialización porque el uso que cualquiera de nosotros hacemos de la lengua no puede separarse del contexto específico en el que se desarrolla, siendo este concepto de ‘contexto’ una de las categorías que el MCER utiliza para concretar la habilidad del alumno a la hora de utilizar una lengua.

En este sentido es verdad que quizá las personas que queremos dedicarnos a la enseñanza del español como lengua extranjera pero que todavía no disponemos de una formación amplia o específica y sobre todo carecemos de horas de docencia, damos excesiva importancia a la hora de pensar que si conociésemos o si el potencial alumnado conociese la base lingüística del idioma en ejercicio en cuestión, es cuando realmente podría decirse que tiene la capacidad de hablar esa lengua. Pero a lo largo de este segundo módulo se nos ha hecho reflexionar sobre este aspecto y vemos que se aleja bastante de la realidad. Relacionado con este tema, recuerdo una anécdota que nos contó una profesora de inglés no hace mucho tiempo; ella es de origen francés pero lleva muchísimo años (prácticamente toda la vida) viviendo en España y trabajando como profesora de inglés, el manejo que tenía de esos dos idiomas era si no total, muy excelente pero aquí en el punto en el que entraría en juego aspectos como el contexto. Un día en clase tenía un grupo muy heterogéneo en el que el nivel de inglés era muy dispar entre ellos por lo que a la hora de mandar trabajo para casa se adecuaba un poco a un nivel que pudiese seguir todo el mundo con cierta comodidad. A un cierto punto uno de los alumnos que tenía un nivel quizá un poco más avanzado le dijo que esos ejercicios tal vez no presentaban mucha complejidad y eran conceptos que ya habían trabajado en clase a lo que esta profesora respondió: ‘Bueno, seguid con esto en casa que terminemos de reforzar estar conocimientos que suficiente desgracia tienen vuestros compañeros que van un poco más atrasados, así es que vamos a intentar ponernos todos al mismo nivel’. La indignación de esos compañeros menos adelantados fue total e incluso llegaron a ir a la dirección del centro para quejarse de que la profesora los había llamado ‘desgraciados’. Y nada más lejos de la realidad, lo que esta profesora intentó decir es que encima de que había alumnos que ‘por desgracia’ contaban con un nivel un poco mejor, el grupo en general tenía que ser solidario en frenar un poco hasta que entre todos se llegase a un punto en común y poder seguir trabajando al mismo ritmo.

1 comentario:

  1. Tamara, esta tarea refleja una buena comprensión del enfoque que subyace al MCER. Enhorabuena.

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